LIBRERÍAS
Hay cosas que siempre deberían ser antiguas, las librerías sería una de ellas. Me gustan las librerías que siguen desde hace años en el mismo y viejo edificio, sin reformas, con los libros sin mucho orden y que estén apiñados aquí y allá, con libreros que conozco de siempre y que saben bien en lo que trabajan, de los que son capaces de encontrarte lo que quieres, en la pila más alta o debajo de otros doscientos libros sin siquiera consultar el ordenador. Hace poco, estuve en la Fnac. Entré por una puerta y salí por otra, sin tocar ningún libro. Entre medias, interrumpió una mujer de dos metros con carpeta en mano, que me hacía preguntas indirectas que no iban a ninguna parte, hasta que con paciencia le dije claramente qué quería de mí. Resultó ser de una compañía hidroeléctrica y quería hacerme una oferta. Esto me terminó de rematar para salir corriendo. Una librería, es como una especie de templo que cuando se pisa, entras en un estado alterado de conciencia, es como una especie de