TEMBLOR
Hace dos días, le envié a un amigo un poema de William Stanffor que pensé que le iba a gustar. Su respuesta fue que estaba en el Hospital por un infarto y le habían implantado un tubo en el corazón. Suelo ser, lo que se dice "echada pa'lante", en lo que respecta a mis cosas, pero solo el hecho de pensar que alguna amistad querida, se me vaya para siempre, me provoca un temblor corporal incontrolable. Cuando leí su wasap, me vino el temblor acompañado de imágenes suyas, en situaciones en las que él dejaba mostrar su niño interior: imágenes de cuando ríe, lo locuaz y hábil que es con las palabras, lo coqueto que se muestra a veces, de cuando le pusieron lentes y estuvo preguntándonos a mi amiga Aurora y a mí, qué gafas le sentaban mejor, pero eso sí, disimulando y dejando claro al final, que le daba igual. Recordé una tarde del verano pasado que me mostraba orgulloso su huerta y jardín. Allí, sentados al atardecer y espantando mosquitos, me pidió que le relatase cosas de