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Mostrando entradas de agosto, 2023

PILAR

Pilar es una anciana de 88 años que vive en mi antigua finca, con ella vive una chica peruana que acogió hace años. Gracias a la ayuda y apoyo de Pilar, hoy tiene estudios y trabaja de logopeda en una clínica. Después de muchos años, ha podido volver a su país de vacaciones y ver a su familia.  En su ausencia, a Pilar le da miedo estar sola por las noches y he ido a dormir a su casa unos días. Esta mañana, mientras me lavaba los dientes, ella estaba en la cocina preparándose una manzanilla. La oía, como si estuviese rumiando o rezando, puse atención y decía lo siguiente: Ay, qué se me va la chiqueta, qué pronto se pasa lo bueno !! Entro en la cocina, me mira con cara lastimera y me dice: es que te he cogido mucha confianza!! Yo no he dicho nada, solo le he correspondido con un beso en la frente. Qué persona más bonita es Pilar y qué bonito es que te reconozcan y te echen de menos cuando te vas!!  Mi corazón se siente henchido de ternura y agradecimiento.

EL PASO DEL TIEMPO

 Soy una mujer de mediana edad que se sale bastante del prototipo general. Si hay algo en lo que estoy de acuerdo con las demás personas, es que soy poco común. Lo llevo como quien luce una medalla al valor, muy orgullosamente. Física y temperamentalmente, he sido bendecida con una frescura y un vigor que se mantienen con el paso del tiempo. En ocasiones, cuando me reúno con compañeras de clase o gente del pasado remoto, me miran perplejas y siempre me dicen aquello de lo del pacto con el diablo y cosas así... Estas cosas, le gusta mucho a mi vanidad y aunque intento quitarle importancia, yo creo que se me nota. Soy consciente de tener un ego muy robusto y bien alimentado...jajajaja El caso es que, hoy, pensaba en lo del paso del tiempo, pensaba en las personas ancianas y cómo seré cuando llegue (si es que llego) a esa etapa. Suelo charlar con las personas ancianas del pueblo, me gusta bromear con ellas y tratarlas de igual a igual, sin distancias temporales entre nosotros. El otro día

SIN SEÑALES

 Estoy agotada, está siendo un verano muy duro para mí. Yo me lo busqué y yo me lo estoy comiendo. Es como atravesar un desierto sola, en el que nadie te puede acompañar ni ayudar. Solo la propia convicción interior, de seguir el camino que he elegido libremente, me mantiene.  Ignoro el resultado de todo esto, pero tenía que hacerlo; tenía que apostar por mí, por lo que quiero. Si ya sé... estaba cómoda, sin complicaciones. Podría haber continuado así indefinidamente, pero esa no es mi naturaleza. Lo mío, es seguir ese impulso ciego que puja dentro de mí. Pero qué árido es el tránsito de la noche sin respuestas!! Busco señales, busco el camino de baldosas amarillas, pero todo es negrura.  No es la primera vez que lo atravieso y siempre me embarga estos deseos de desaparecer y abandonarlo todo. A veces aparecen desvíos seductores y distracciones que me hacen dudar por un momento, pero no puedo abandonar ahora, he de llegar a mi destino, sea lo que sea que me espere allí.